Mamá, quiero vivir en un faro

¿Quién no ha soñado alguna vez con vivir en una casa en un árbol? O en un castillo medieval. En una isla desierta pero paradisíaca. En un barco. En un iglú. En el ala oeste de la Casa Blanca. O qué dices de quedarse dentro de unos grandes almacenes cuando cierran por la noche. ¿Quién no se ha imaginado alguna vez viviendo en un faro, con el mar como jardín y el sol como despertador? Escuchando el romper de las olas, el tronar de las bocinas de los barcos. Espera, espera, que por “bocinas de los barcos” en mi sueño no me viene nada, estarás diciendo.

Pues, lo sentimos. Considera este artículo tu despertador. Porque vivir en un faro no es tan bonito como te lo imaginas. De hecho, la vida en un faro es mucho más dura de lo crees incluso ahora que muchos de sus sistemas ya están automatizados y monitorizados por ordenador.

torre de hercules

De los 187 faros que tiene España solo unos 60 están habitados y es muy difícil llegar a vivir en ellos. Sin embargo, algunos países como Estados Unidos, Francia o Noruega te permiten alquilar faros, comprarlos e incluso los han convertido en hoteles, así que supongamos que acabas viviendo en una de estas torres luminarias. ¿Qué responsabilidades te esperan?

  • Ve haciéndote a la idea de que es muy probable que tengas que generar tu propia corriente eléctrica (o vivir sin ella). Los faros suelen encontrarse en lugares remotos, o en islas, y esto significa que a menudo hay que disponer de un generador para producir corriente eléctrica y a veces solo puede utilizarse para proporcionar luz al faro y no a la vivienda del torrero. Y alguien tiene que encargarse de poner el generador en marcha ¿no? Y de encender la luz. ¿Pero tendré wi-fi, verdad? Digamos que es mejor que vayas practicando eso de vivir sin internet.
  • Pon al día tus habilidades de supervivencia. Por ejemplo, en el faro de la Isla de Michigan, la luz del mismo está automatizada pero el resto depende del farero. No dispone de agua corriente y “el baño”, por llamarlo de alguna manera, es un habitáculo que se halla en el exterior. Llegar hasta esta isla es muy complicado y se desaconseja ir a menos que seas un remero muy experimentado. No todos los faros son tan inaccesibles pero la mayoría están alejados de la civilización y tienes que ser capaz de conseguir agua potable, alimentos y estar preparado para períodos de aislamiento en caso de tormentas.
  • A veces te tocará hacer de guía. Sí, te hemos dicho que los faros suelen encontrarse en lugares más o menos remotos pero esto no significa que entusiastas o curiosos no se acerquen a visitarlos. En muchos casos tú tendrás que ser su guía e incluso mostrarles el interior de tu casa. En algunos países se consideran patrimonio histórico e incluyen tienda de regalos. ¿Adivina quién es el que la atiende? Sí, serás tú.
  • Vas a tener que realizar tareas de mantenimiento independientemente del tiempo que haga o la fecha del año. Eres el responsable del funcionamiento del faro y eso significa que te toca encargarte de las más arduas labores y también de las más simples. En muchos casos tienes que izar la bandera a primera hora de la mañana. A continuación debes encender el generador eléctrico y asegurarte de que todo funciona correctamente. A partir de aquí puede que el resto del día sea poco ajetreado excepto por faenas de mantenimiento, reparaciones o visitas turísticas, pero al caer la noche… sigues teniendo trabajo que hacer.
  • Frecuentemente tendrás que soportar las alarmas de niebla y esto sin olvidarnos de que vas a vivir en un lugar con una luz que se enciende a intervalos constantes de quince segundos. No tienes vacaciones y si hace mal tiempo tu trabajo aumenta ya que los sistemas eléctricos se descuadran y hay que revisarlos uno a uno. Un farero dijo que estar en un faro durante una tormenta es como meterse dentro de una lavadora. ¿Suena como algo que quieres probar? Entonces adelante, pero te aconsejamos que la próxima vez que hagas la colada, observes el electrodoméstico en cuestión durante unos minutos mientras va haciendo su trabajo y luego tomes tu decisión.
  • La vida también puede hacerse aburrida y monótona. Hay que limpiar las ópticas ya que requieren un mantenimiento muy minucioso, tienes que sacar el polvo y pintar, y puede que no veas a nadie durante mucho tiempo, con lo que la sensación de aislamiento es inevitable.

 

Nuestra recomendación es que si eres muy sociable y no puedes pasar un día sin tu teléfono móvil, mejor ve pensando en alternativas como quedarte encerrado en un centro comercial, ver este reportaje de RTVE desde la comodidad de tu sala de estar o leer el libro “La piel fría” de Albert Sánchez Piñol, en el que un antiguo combatiente del IRA decide aceptar un puesto de oficial atmosférico en un islote perdido en el océano.

Pero si, a pesar de todo, la idea de vivir en un faro te sigue apeteciendo, aquí puedes encontrar algunos que ahora son también hoteles (u hoteles que están muy cerca de un faro), o también puedes optar por comprarte uno o participar en las subastas online que realiza el gobierno de los Estados Unidos. Eso sí, cuando estés preparando tu equipaje para alejarte de la civilización, no olvides llevarte varios puzzles para esos largos días de aislada soledad que seguro te esperan.