¿Quién no ha soñado alguna vez con visitar la morada diminuta de los siete enanitos de Blancanieves? ¿O recorrer los fastuosos pasillos del palacio del príncipe de La Cenicienta? ¿O visitar la estancia donde la Bella Durmiente se pinchó con la rueca embrujada? Por no hablar de lo alucinante que sería probar las dulces paredes de la casa de caramelo de la malvada bruja de Hansel y Gretel.
Si los personajes de los cuentos de los hermanos Grimm son los grandes protagonistas, no menos importantes son las casas, castillos y cabañas donde habitaban y en los que de desarrollan las tramas. Habitualmente enclavados en lugares especiales, en bosques encantados repletos de criaturas fantásticas, estas singulares casitas se convierten, sin duda, en el escenario perfecto de los mundos de ensueño que los hermanos nos ofrecen a través de sus libros.
¿Cómo surgieron los cuentos de los hermanos Grimm? En un inicio, dos hermanos alemanes llamados Jacob y Wilhelm se dedicaron a recopilar las historias y leyendas que se preservaban en la tradición oral y transcribirlas para que quedara constancia por escrito de las fábulas típicas de su tierra. Gracias a los recuerdos que ellos mismos poseían, entrevistas que realizaron a la gente del pueblo y una ardua labor de investigación, consiguieron publicar los Cuentos para la infancia y el hogar, que fueron editados en dos volúmenes y salieron a la luz entre los años 1812 y 1815. Más tarde, ya en 1857, ampliaron esta colección, que pasó a llamarse Cuentos de hadas de los hermanos Grimm.
Lo que comenzó siendo una recopilación de historias o cuentos fue alcanzando cada vez una mayor fama, y poco a poco se vieron obligados a censurar, refinar, pulir y adornar algunas de estas peripecias populares por la dureza de las tramas, la crueldad de los comportamientos de algunos de sus personajes e incluso por lo macabro de los castigos que se imponían a los villanos. La depuración las convirtió en las historias amables y llenas de finales felices (con festín de perdices incluido) que conocemos actualmente.
Todo esto sumado a su talento poético, su frescura y su inigualable estilo han hecho que cuentos como Blancanieves, La Cenicienta, Caperucita roja, La Bella Durmiente, Rapunzel, Hansel y Gretel, Pulgarcito, El sastrecillo valiente y otros más hayan perdurado hasta nuestros días atravesando barreras temporales y culturales.
Aunque si alguien contribuyó definitivamente a popularizar en la época moderna los cuentos de los hermanos Grimm, ese fue sin duda Walt Disney. Este apasionado de los mundos fantásticos, al mando de la factoría cinematográfica Disney, reprodujo y diseñó para sus películas de animación la mayoría de estas historias, y son sus personajes, paisajes y casas, los que tenemos guardados en nuestra memoria infantil.
Pero si realmente quieres visitar las casitas y otros lugares de los cuentos, ¡estás de suerte! Solo tienes que recorrer esta mágica ruta de los cuentos en Alemania y dejarte llevar por la fantasía para convertirte en el protagonista de tu cuento favorito.
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Los Hermanos Grimm es el nombre usado para referirse a los escritores Jacob Grimm (4 de enero de 1785, Hanau (Hesse, Alemania) – Berlín, 20 de septiembre de 1863) y Wilhelm Grimm (24 de febrero de 1786, Hanau – 16 de diciembre de 1859, Berlín). Fueron dos hermanos alemanes célebres por sus cuentos para niños y también por su Diccionario alemán, las Leyendas alemanas, la Gramática alemana, la Mitología alemana y los Cuentos de la infancia y del hogar (1812-1815), lo que les ha valido ser reconocidos como fundadores de la filología alemana.1 La ley de Grimm (1822) recibe su nombre de Jacob Grimm.
Muchas gracias por los datos, Esperanza 🙂