Los jardines japoneses tienen una larga historia que se remonta al siglo VII. Nacieron con la idea de capturar el paisaje en su forma natural y hoy en día se han convertido en una de las manifestaciones más importantes de la cultura japonesa junto con la caligrafía y la gastronomía. En Japón, el diseño del jardín va unido a la filosofía y la religión y por eso shinto, budismo y taoísmo se incorporan en el mismo proporcionando una dimensión espiritual y convirtiéndolo en un espacio que invita a meditar y transmite una sensación de relajación y serenidad.
Existen cinco tipos de jardines japoneses:
- Los jardines con colinas y puentes. Se originaron en China. Los estanques representan el mar y las colinas las islas. Farolillos, árboles, puentes y estanques son elementos obligatorios.
- Los jardines secos. Son muy sencillos y normalmente se utilizan en espacios pequeños. Reproducen paisajes naturales de un modo más abstracto, mediante la utilización de rocas, grava y arena que se usan para simbolizar montañas, islas y ríos. El agua está representada por gravas que se rastrillan formando ondulaciones para reafirmar el simbolismo. Hacen referencia a la filosofía Zen y normalmente tratan de evocar un significado más profundo.
- El jardín de té. Tiene una atmósfera muy íntima y su función es la de ser un espacio relajante. Se diseña para la ceremonia del té y con ese fin se incluye una casa de té donde se celebra la ceremonia y un cuenco de piedra en el que los invitados pueden purificarse antes de participar.
- Los jardines de paseo. Están diseñados para disfrutar de los senderos. Es por esto que nunca revelan la belleza de todo el jardín desde un solo punto. Tienen que ser lo suficientemente grandes para que los visitantes paseen y lo suficientemente espaciosos para permitir giros y recovecos en el camino.
- El jardín “estilo patio”.Proporciona la sensación de estar en el exterior aunque se trate de un jardín interior. Todo debe ser a escala real y todos los elementos (farolillos, puentes, piletas) cumplen una función ornamental.
Debido a la simbología de los jardines japoneses, estos deben seguir unas reglas muy estrictas e incluir ciertos elementos básicos:
- Han de tener una apariencia natural, como si el jardín hubiera nacido así por sí solo.
- La asimetría es muy importante, ya que ayuda a proporcionar una sensación de naturalidad. Piensa en impar: utiliza el tres, el cinco o el siete para apoyar esta idea de asimetría.
- El triángulo es la forma más utilizada en las composiciones hechas con piedras, plantas, etc.
- Usa el contraste para crear tensión entre los elementos. Las líneas rectas proporcionan a la vez tranquilidad y tensión mientras que las curvas suavizan este efecto,
- Debe ser un jardín abierto en el que los elementos interactúen entre sí.
A menudo, el jardín japonés se organiza en torno a un edificio, como puede ser una casa o un templo, desde el que puede ser contemplado. En la mayoría de ellos se encuentran los siguientes elementos:
- Un farolillo de piedras que representa los cuatro elementos naturales: tierra, agua, fuego y viento.
- Estatuas de leones machos y hembras situados a la entrada del jardín. Su misión es protegerlo de los intrusos a la vez que representan dos fuerzas opuestas: el yin y el yang, el fuego y el agua, lo masculino y lo femenino.
- Un cuenco con agua al que se llama “ahuyentador de ciervos” cuya función es mantener alejados a los ciervos y jabalíes mediante el sonido que produce el agua al llenar el cuenco
- Agua: charcas, ríos, caídas. En el caso de que exista un lago a menudo existe también una isla, y un puente o piedras de vado que llevan a la isla. En los lagos suelen nadar carpas o peces koi.
- El típico puente japonés, también llamado “puente de la luna”, que se coloca con el fin de reflejar los “sentimientos artísticos”·
- Un borde marcado con un seto, una empalizada o una pared tradicional que puedes hacer con láminas de brezo, cañizo o bambú, pero siempre teniendo en cuenta que tienen que ser materiales naturales.
Quiero diseñar mi propio jardín japonés ¿por dónde empiezo?
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- Escoge qué tipo de jardín se adecúa más a tu espacio y quieres diseñar.
- Elige las rocas por su forma, su tamaño, su color y su textura. Procura que sean diferentes e incluye también piedras planas como las lozas grandes.
- Considera los elementos escultóricos: farolillos, pagodas, gravas, vados, cuencos de agua, vallas, etc.
- Decide qué plantas quieres usar y las que harán que el jardín parezca más natural y más bonito. Son comunes el bambú, el rododendro, la azalea, el arce japonés, la viña ornamental, los helechos, el cerezo, los lirios, los crisantemos y el musgo. Piensa en el tamaño que alcanzarán y cómo quedarán cuando crezcan. Examínalas in situ antes de sacarlas de sus maceteros, así podrás rediseñar tu plan si no cumplen con tus expectativas.
- Anticipa el cambio. El cambio forma parte de la filosofía budista pero es también algo muy importante en un jardín ya que cambiará con las estaciones y habrá temporadas en las que esté en flor, épocas en las que no tenga hojas, etc. Utiliza estos cambios para conseguir el máximo impacto.
- Instala las esculturas grandes así como los farolillos de piedras o la pagoda. Decide también dónde colocar el banco. La ubicación ideal es aquella en el que puedas sentarte y contemplar tu futuro jardín.
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