Ya lo dice la canción, el amor está en el aire. Y cuando se acerca el 14 de febrero, parece que todo el mundo se encarga de recordárnoslo…
Aunque algunos crean que el día de San Valentín es una invención totalmente comercial por parte de los grandes almacenes, lo cierto es que su origen se remonta hasta el Imperio Romano.
Cuenta la leyenda que hacia el siglo III, un sacerdote llamado Valentín desafió las órdenes del emperador romano Claudio II, quien había prohibido la celebración de matrimonios entre jóvenes porque consideraba que los hombres jóvenes eran mejores soldados si no tenían ataduras familiares. El sacerdote Valentín pensó que se trataba de un decreto injusto y por eso decidió seguir celebrando matrimonios en secreto, de forma que los jóvenes enamorados pudieran casarse.
Sin embargo, el emperador Claudio II se enteró e hizo encarcelar a Valentín. Entonces, el oficial Asterius, encargado de llevarle a prisión, quiso ridiculizar al sacerdote y ponerle a prueba, retándole a que le devolviese la vista a su hija Julia, que había nacido ciega. Valentín aceptó y, en nombre del Señor, le devolvió la vista. De todas formas, el sacerdote siguió preso y el emperador Claudio finalmente ordenó que lo martirizaran y ejecutaran el 14 de febrero del año 270. La joven Julia, agradecida, plantó un almendro de flores rosadas junto a su tumba. De ahí que el almendro sea símbolo de amor y amistad duraderos, y San Valentín se popularizara como el patrón de los enamorados.
Existen otras leyendas sobre el origen del día de los enamorados, pero lo que está claro es que estar enamorado es una sensación real, prácticamente indescriptible, y que muchos científicos han tratado de explicar.
Sabemos que cuando se está enamorado, aumenta la dopamina, o lo que se conoce popularmente como “el centro del placer”. Es el neurotransmisor que se activa especialmente cuando recibimos un premio o, por ejemplo, cuando tenemos sed y bebemos agua. También aumenta la producción de oxitocina y vasopresina, que son dos pequeñas hormonas cuya máxima producción tiene lugar en el momento del parto y en el de la lactancia, y que fortalecen el vínculo de unión. Eso explicaría por qué nos sentimos tan bien cuando estamos enamorados y por qué nos sentimos tan unidos a la otra persona. Pero la ciencia tiene mucho más que decir sobre el amor. Algunas verdades sobre el amor demostradas científicamente, pueden sorprender.
Pero como dice el científico y autor del libro Química entre nosotros: Amor, sexo y la ciencia de la atracción, Larry Young, “la ciencia es capaz de decirnos muchas cosas sobre la química y los mecanismos cerebrales implicados en el amor. Pero no nos hará entender su magia. Eso solo se puede entender estando enamorado”.