La naturaleza a veces es caprichosa y decide desafiar nuestra credibilidad presentándose de formas absolutamente maravillosas y alucinantes. Este es el caso de las auroras boreales, auténticos espectáculos de magia producida por luces de colores, quizá uno de los acontecimientos más bellos que se puedan observar en nuestro planeta.
La aurora boreal se produce de noche, son luces nocturnas. Cuando ocurre en el hemisferio sur se llama aurora austral y cuando tiene lugar en el hemisferio norte se denomina aurora boreal. Generalmente, la aurora boreal se presenta como una especie de cortina de luz, aunque es común observarla también formando hélices, espirales o arcos. Una descripción un poco más poética sería asemejarla con espectros multicolor, fantasmas de la noche que iluminan el cielo. Normalmente son de color verdoso, aunque también se han observado en tonos anaranjados. En su forma más intensa, pueden ser de color rojo o morado. Es visible de octubre a marzo, pero enero y febrero son, sin duda, los mejores meses para verla.
Aurora boreal con forma de arco
Aurora boreal con forma de espiral
Aurora boreal con tonos anaranjados y en forma de cortina
Aurora boreal en color morado
Su nombre —Aurora— se debe a la diosa romana del amanecer (la equivalente a la diosa griega Eos). Lo que la mitología cuenta de la diosa Aurora es que era una mujer encantadora que surcaba los cielos volando anunciando la llegada de un nuevo día, el regreso del sol —que, por cierto, era su hermano Helios—. Su otra hermana era la luna (Selene). Además, Aurora tenía cuatro hijos, que fueron los cuatro vientos del norte, sur, este y oeste. Cuenta la mitología que uno de sus hijos fue asesinado y que el rocío de la mañana no es otra cosa que las lágrimas que deja Aurora, recordando esta fatalidad. Por otra parte, Boreal, viene del griego Boreas y significa “norte”.
Pero, dejando la mitología a un lado, ¿por qué se crean las auroras boreales? ¿Qué son exactamente?
La radiación solar excita los electrones de los gases que hay en la atmósfera, ese exceso de energía es el que produce esta luz de colores en la noche. Es similar a lo que sucede en los tubos de neón. Cuando aportas energía, en forma de corriente eléctrica, al gas que hay en el interior del tubo, se genera luz por la excitación del neón.
En realidad, lo que nosotros vemos es el resultado de la radiación solar sobre un gas. Únicamente se ve en los polos porque los vientos solares inciden sobre la tierra de forma tangente a esta.
Pero como la mayoría de las veces es mejor verlo que contarlo, y Noruega nos pilla un poco lejos, os dejamos este alucinante vídeo de National Geographic.
Qué bonita historia y qué bien saber por fin a qué se deben esas luces espectaculares. Muchas gracias por el artículo, me ha encantado leerlo.
Gracias a ti, Ángel 🙂