¿Qué es Broadway? ¿Una calle, una zona de teatros, una serie de televisión? Hoy en día, cuando hablamos de Broadway nos referimos al área de Manhattan que va de la calle 42 a la 53, entre la Sexta y la Novena avenidas en la que se concentran unos 40 teatros, de los que solo cuatro están ubicados en la avenida de Broadway.
Pero Broadway no empezó en Broadway.
Alrededor de 1750, los actores y representantes Thomas Kean y Walter Murray establecieron la primera compañía de teatro permanente de Nueva York en la calle Nassau: el Theatre on Nassau Street. El nombre no tenía pérdida, literalmente. Un teatro para 280 personas, en la zona sur de la ciudad, dedicado a representar obras de Shakespeare y óperas de baladas —una especie de parodias de la ópera seria—. En los setenta años siguientes ya eran varias las compañías de teatro que se habían establecido en la zona convirtiendo downtown Manhattan en el centro neurálgico teatral de la ciudad.
Pero entonces llegó la Guerra de la Independencia estadounidense y con ella un aumento del precio del metro cuadrado en el área. A los productores teatrales se les presentó un dilema: ¿qué hacer? Trasladarse fue la respuesta. Así fue como el centro teatral de Nueva York pasó a midtown, donde se pagaba menos por el espacio y donde los teatros siguieron floreciendo.
A finales del siglo XIX y principios del XX el auge del transporte ferroviario y el nacimiento del transporte suburbano ayudaron a disminuir la pobreza y aumentaron la demanda de entretenimiento nocturno en Nueva York. Esta nueva facilidad para desplazarse unida a la popularidad de la venta al por menor que se realizaba en la zona de midtown impulsó su crecimiento atrayendo clientes con dinero que hicieron que Broadway despegara con fuerza y empezara el boom del distrito teatral, que respondió produciendo espectáculos más caros y ambiciosos.
A principios del siglo XIX, la obra “The Red Mill” comenzó la tradición de anunciar la producción utilizando un gran cartel luminoso con bombillas de luz blanca. Como las bombillas de colores se fundían muy rápidamente, el resto de teatros se sumó a la iniciativa y Broadway empezó a ser conocido como “El gran camino blanco” (“The Great White Way”).
La obra de teatro que se considera el primer musical tal y como los concebimos hoy en día, es decir, una producción con música y danza que ayudan a contar la historia, es “The Black Crook”. Era un espectáculo de cinco horas de duración que se estrenó en Nueva York en septiembre de 1866 y se representó 474 veces, un récord para la época.
La Gran Depresión afectó de forma negativa a los teatros de Broadway y el número de espectáculos descendió significativamente ya que la mayoría de productores se había quedado sin dinero. Si a esto añadimos la aparición del cine sonoro, nos encontramos con un distrito teatral deprimido y sumido en una gran crisis a pesar de que los musicales de Broadway fueron de las primeras producciones lanzadas por Hollywood en el nuevo formato sonoro. Unas 25.000 personas empleadas por la industria de Broadway perdieron su empleo en esta época.
A principios de los años 40, esta zona teatral volvió a vivir una nueva edad de oro gracias al musical “Oklahoma!”, que llegó a representarse 2.212 veces. Incluso en la actualidad, los musicales de las décadas de los 40 y los 50 siguen siendo los que forman el núcleo del repertorio musical de esta meca del teatro.
Fue en 1950 cuando nació la tradición de la gypsy robe, o “bata gitana”, cuando uno de los miembros del coro de “Los caballeros las prefieren rubias” envió una bata usada a un amigo que actuaba en una obra diferente. Desde entonces, en la noche del estreno, el miembro del coro con más créditos de Broadway a sus espaldas recibe una bata en la que cada “gypsy” anterior ha añadido un recuerdo de su actuación, como lo hace aquí el reparto del musical “Kinky Boots”.
Actualmente la mayoría de los teatros son propiedad de tres empresas: Shubert Organization (propietaria de diecisiete locales), Nederlander Organization (que cuenta con nueve) y Jujamcyn (poseedora de cinco). Entre los teatros más conocidos se encuentran el Majestic Theater, que se considera la cuna del musical, y el Metropolitan Opera. Entre estos dos gigantes se encuentran numerosos teatros más pequeños y entre todos ellos se programan unas 1.500 obras cada año.
Durante las décadas de los 60 y los 70 la zona de Times Square, donde se concentran la mayoría de teatros, se fue degradando a la vez que descendía el número de obras que se producían. Fue la campaña “Save the theaters” (“Salvemos los teatros”) emprendida en 1982, la que consiguió que en 1988 la mayoría de teatros de Broadway fueran considerados “lugar histórico” por la New York Landmarks Preservation Commission. Se le lavó la cara a Times Square y Broadway volvió a renacer cual ave fénix.
Actualmente la mayoría de las obras pueden verse de martes a sábado a partir de las 7 o las 8 de la noche. Las matinées suelen ser a las 2 de la tarde los miércoles y los sábados y a las 3 los domingos, lo que significa que hay ocho representaciones semanales. Los lunes son el domingo de Broadway y no hay función.
Estas producciones dan trabajo a unas 86.000 personas y constituyen una gran atracción turística. En la temporada 2012-2013, el 66% de las entradas las compraron turistas. En la temporada 2013-2014 Broadway ingresó 1.027 millones de dólares en entradas, un aumento del 11,4% respecto a la temporada anterior. 12,21 millones de espectadores asistieron a algún espectáculo de Broadway en ese periodo de tiempo. ¿Te imaginas? Casi un cuarto de la población española.
Históricamente los musicales suelen estar en cartel durante más tiempo que las obras convencionales. En 1975, “A Chorus Line” dominó Broadway hasta que “Cats” la desbancó, pero ahora es “El fantasma de la ópera” el espectáculo con más representaciones de la historia, 7.486 para ser exactos.
Si tú eres de los que, como el coro de “Annie Get Your Gun”, cree que “There’s no business like show business, like no business I know”, aquí puedes consultar qué se está representando en Broadway en estos momentos por si puedes permitirte una escapada a la capital de los rascacielos.
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