Ya lo decía Gandhi, “en la vida hay cosas más importantes que incrementar su velocidad”. Esta frase sin duda alguna puede ser una de las máximas de nuevos comportamientos sociales como el movimiento slow. Definido como una corriente cultural que promueve calmar las actividades humanas, este concepto tiene como objetivo mostrar la posibilidad de llevar una vida plena y desacelerada, haciendo que cada individuo controle y se adueñe de su existencia.
A menudo es inevitable tener que correr y soportar el estrés de la sociedad actual, pero tan importante es saber cómo acoplarse a ese ritmo, como también detenerse y disfrutar del presente. Para ello hay técnicas que ayudan, entre otras cosas, a controlar el tiempo. Pero también hay actividades que pueden potenciar este modo de vida.
En post anteriores ya se ha hablado de los beneficios de tener un hobby, entre los que se encuentra precisamente la posibilidad de desconectar de las obligaciones diarias. Hacer puzzles, sin ir más lejos, es un buen ejemplo.
Sentarse enfrente de un rompecabezas y destinar tiempo a su ejecución puede ayudar, entre otras cosas, a…
- Controlar el estrés.
- Conseguir un estado de relajación.
- Fortalecer los vínculos familiares y socio-afectivos, al compartir tiempo y un mismo reto con otra persona.
- Mejorar la capacidad de observación y concentración, ayudando a dejar en un segundo plano preocupaciones de la vida diaria.
- Realizar puzzles hace que los problemas sean más fáciles de resolver. Cada pieza que se consigue colocar es como un problema resuelto; de una forma divertida y al que uno se enfrenta por su propia voluntad. Esto ayuda a enfrentarse a los inconvenientes diarios de una forma natural.
- Desarrollar la paciencia. Una de las cualidades de todo puzzlero es ser paciente, lo que ayuda a ser más tolerantes con las dificultades.
Súmate al movimiento slow puzzle. Escoge uno que te guste, busca el lugar adecuado y desconecta. Y recuerda, pieza a pieza… ¡no hay prisa!