Podríamos pensar que tomar un café, una cerveza o cenar al aire libre es algo exclusivo de los países con un clima cálido, sin embargo disfrutar de un tentempié al aire libre es algo que gusta en todo el mundo. Casi todos los países y ciudades gozan de cafeterías y restaurantes con terraza, cada uno con sus peculiaridades y diferencias, pero al fin y al cabo son lugares en los que descansar y disfrutar de la gastronomía típica sin perdernos las vistas que una mesa en la calle nos permite.
A lo largo de todo el mundo mediterráneo proliferan los establecimientos con mesitas en su exterior. Italia, Grecia, Turquía, y, cómo no, España son algunos buenos ejemplos, la vida en estos países transcurre en gran parte en la calle. Disfrutar de una mousaka, una ensalada con queso feta y aliño de aceite de oliva o unas típicas albóndigas llamadas keftedes en una terraza de la isla de Santorini a orillas del mar Egeo es un auténtico privilegio digno de los dioses griegos. No pidas demasiados platos si no te lo vas a comer todo, ya que se considera de mala educación dejar comida en la mesa. También es muy típico ver a los hombres jugar al tavli, uno de los juegos preferidos en Grecia. En algunas celebraciones es costumbre tirar los platos al suelo y romperlos como símbolo de felicidad, así que no te asustes si presencias este acto.
Asimismo, en Italia, en la bella región de la Toscana, famosa por sus campos verdes, viñedos y colinas, es muy habitual disfrutar de un buen vino propio de la tierra acompañado de unas setas y trufas que, en temporada, se encuentran en todos los restaurantes y son exquisitas, mientras te relajas viendo los colores del paisaje. En Roma y otras ciudades italianas, lo típico son las trattorias (trattore en italiano significa “preparar”), restaurantes informales, familiares y acogedores en los que se sirven los platos tradicionales italianos; antipasti, pasta, pizza o rissotto y postres como el delicioso tiramisú acompañado de un cremoso capuccino.
Ya alejándonos de tierras mediterráneas y las terrazas con sombrillas, y adentrándonos en el corazón de Europa, en la mismísima ciudad del amor, París, es muy habitual ver multitud de cafés con sus mesitas a la puerta, donde descansar tras un bullicioso día. En la zona de los Campos Elíseos, la principal arteria de la ciudad, las terrazas y cafés están tan abarrotados que cuesta encontrar un sitio para sentarse y tomar un café y unas crepes, y es que las vistas al magnífico arco del triunfo son uno de los mayores atractivos turísticos parisinos.
También en París, en los accesos a los Passages Couvertes, que son un conjunto de callejuelas estrechas creadas entre medias de los edificios y posteriormente convertidas en galerías comerciales, es habitual toparse con algún café, donde tomar algo antes de continuar con las compras. Estas galerías fueron construidas a mediados del siglo XIX y hay varias repartidas por la ciudad, sin duda muy recomendable introducirse en alguna de ellas.
Un poco más al norte de Francia en la región de la Alta Normandía, se encuentra la estación balnearia de Sainte-Adresse. Sus magníficas terrazas con sombrillas a la orilla del mar, en las que, en tiempos pasados, se deleitaban los miembros de la burguesía, sirvieron de inspiración a grandes pintores como Monet, quien en 1867 inmortalizó una de esas estampas cotidianas en el cuadro La terraza de Sainte-Adresse, que realizó sentado precisamente en una de esas sillas frente al mar.
En Bélgica, a pesar de los fríos del invierno, la gente sale a la calle a tomar ostras con champán al calor de las estufas modelo seta de exterior. En Francia, Bélgica, Países Bajos y algunas zonas de Alemania y la antigua Checoslovaquia, consumen un tipo de vino caliente, que se toma en bares con barra hacia la calle o en sencillos puestos callejeros de madera, y que ayudan a combatir las bajas temperaturas.
En Inglaterra, las pintas y el fish and chips (pescado rebozado con patatas fritas) son los reyes de los pubs y restaurantes. A pesar de las lluvias tan habituales en Gran Bretaña, la gente está deseando salir a la calle y cualquier excusa es buena para tomar unas cervezas al salir del trabajo.
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