Si hay una obra de arte que ha suscitado infinidad de misterios a lo largo de la historia, esa es sin duda alguna La Gioconda, también conocida como Mona Lisa. Hasta le sirvió como excusa a Dan Brown para escribir uno de los libros con más éxito de la literatura reciente: El código Da Vinci
Y es que su peculiar rictus, su mirada y las dudas que aún hay acerca de su identidad la han convertido en un enigma sin resolver.
Se trata de un retrato renacentista que el genio Leonardo Da Vinci pintó entre los años 1503 y 1519. Se exhibe en el museo del Louvre en París y es una de las obras de arte más visitadas del mundo con cerca de 7 millones de personas que la admiran cada año. Se la considera uno de los mejores ejemplos de la técnica del sfumato tan característica del artista. Esta técnica se logra aplicando varias capas finas de pintura que aportan suavidad a los contornos, que se aprecian difuminados, como si existiese una leve cortina de humo (de ahí lo de sfumato) y aportan profundidad al horizonte.
¿Se sabe a ciencia cierta quién era esta enigmática mujer? La respuesta es no, aunque hay un par de teorías que parecen ser las más acertadas. La primera es que se trata de la dama florentina Lisa Gherardini, mujer de un noble napolitano, Francesco Bartolomeo de Giocondo. Del apellido de su marido le vendría lo de “la Gioconda”, y de su nombre, Lisa, le vendría lo de “Mona Lisa”, y es que Mona significaba “señora” en el italiano antiguo. Parece ser que este matrimonio tuvo lugar cuando la protagonista contaba con tan solo 16 años de edad, y fueron padres de 5 hijos. Se dice que el retrato fue pintado cuando Lisa tenía unos 24 o 25 años.
La otra teoría sobre su identidad explica que se trataría de una simple modelo, una cortesana, una vecina de Leonardo. Hay incluso quien dice que se trata del propio Leonardo (disfrazado de mujer, se entiende).
¿Y de qué se ríe? En ambas teorías podría tener cabida la idea de que esta mujer estaba embarazada, por eso sonríe ante la buena nueva y, además, tiene colocadas las manos con suavidad sobre su regazo simbolizando la protección a su futuro bebé.
¿Por qué esta mujer no tiene cejas ni pestañas? Se dice que además de la tez blanca, depilarse todo el vello facial era lo que estaba de moda entre las damas de la época. Quizá esta ausencia de cejas hace que el gesto resulte aún más misterioso. Su mirada y su peculiar sonrisa hacen que dudemos de si esta mujer estaba alegre, melancólica, sonreía de forma pícara o se divertía por algo que estaba pasando al otro lado. Dicen incluso que esa forma gestual en sus labios responde a que le faltan algunas piezas dentales.
Además existen unas cuantas reproducciones del cuadro. La más famosa es la que está situada en el Museo Nacional del Prado de Madrid. La principal diferencia es que en la Mona del Prado no se ha aplicado la técnica del sfumato, también los colores y texturas son diferentes, y hay algunas diferencias significativas en el rostro. Estudios recientes han resuelto que se trataría de la réplica más temprana de todas las que existen. Además, se siguieron los mismos procesos de creación que en el cuadro original, incluso posee las mismas correcciones, lo cual hace pensar que fueron creadas prácticamente a la par y que esta era un calco del original quizá realizado por alguno de los alumnos de su taller. Esta Gioconda es la que puedes montar en este puzzle.
Por otra parte, a la pobre Mona Lisa de Leonardo han intentado quemarla, destruirla con ácido, e incluso cargársela a pedradas, pero tras algunas restauraciones, ahí sigue parapetada bajo su eterna sonrisa. Por no hablar de las múltiples caricaturas que circulan por internet. Solo tienes que buscar “Gioconda” en Google y verás la cantidad de versiones divertidas que ha creado la gente. ¡Si Leonardo levantara la cabeza!
¿Quién fue realmente La Gioconda? ¿Qué escondía tras su sonrisa? Todas las dudas y misterios planteados en este post únicamente podrían ser resueltos por Da Vinci, así que podemos seguir elucubrando y creando teorías porque lo más probable es que siga siendo una incógnita para siempre.