Central Park, un parque lleno de curiosidades

Cada año, unos 42 millones de personas visitan Central Park en Nueva York. Imagínate que toda la población de España, con la excepción de la comunidad autónoma valenciana, se pasara por esos 843 acres de tierra. Pues eso es lo que ocurre en Central Park anualmente.

Si hace poco te contábamos secretos de Nueva York, hoy queremos contarte curiosidades que probablemente no sabes de este archiconocido y visitado parque.

Empecemos por el principio. A pesar de que algunos quieran mantener la leyenda de que el parque se construyó para que Nueva York se asemejara a grandes ciudades europeas como Londres, y sus bucólicos y extensos jardines, la verdad es mucho más cruda. La mayoría del terreno que hoy ocupa Central Park era inútil durante el siglo XIX; su rocosa orografía lo hacía imposible de dinamitar y las vistas que proporcionaba a los residentes de la zona eran horrorosas, así que para aumentar el valor de la propiedad en el área, se optó por construir un parque.

El diseño se decidió por concurso público. Se presentaron 32 candidatos y fueron Frederick Law Olmsted y Calveet Vaux quienes en 1858 ganaron el diseño de Central Park. Para resultar elegidos, el parque debía cumplir ciertas condiciones como: disponer de un espacio para desfiles, una fuente principal, una torre vigía, una zona de patinaje, un cruce de cuatro calles y un lugar para la realización de exposiciones o conciertos. Hete aquí por qué existen Sheep Meadow, Bethesda Fountain, Belvedere Tower, el lago y las calzadas deprimidas en el centro del parque. Además, Olmsted y Vaux decidieron que en todo el parque solo existiese una  única línea recta: el Mall, la recta de un cuarto de milla que es a la vez el paso de peatones más ancho del parque. De todas formas, el motivo por el que todas sus carreteras y senderos son curvos y serpentean va más allá del mero capricho estético; de este modo se quería evitar que se realizaran las carreras de caballos y de carruajes tan populares a mediados del siglo XIX.

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Pero Central Park encierra más datos curiosos.

Si por casualidad te pierdes mientras estás dando una vuelta por el parque, hay una manera muy sencilla de volver a ubicarte. Encuentra una de las 1600 farolas que están repartidas por Central Park y verás que todas tienen una placa metálica con cuatro números. Los dos primeros te indican la calle más cercana y los dos últimos si te encuentras en el lado este (pares) u oeste (impares).

Realmente las ovejas pastaban en Sheep Meadow en su día.  Por motivos estéticos, Olmsted insistió en que debía de haber ovejas, así que estas se estabulaban en Tavern on the Green y se sacaban a pastar dos veces al día en el prado.

Central Park fue diseñado para ser una representación en miniatura del estado de Nueva York. Así pues, el lado sur del parque, menos rústico y más formal, pretende evocar la ciudad de Nueva York y sus suburbios, mientras que el lado norte y su caminata quiere transportarnos a los Catskills y los Adirondacks, con sus fantásticos bosques.

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Y ya que hablamos de naturaleza, ¿sabes que en Central Park hay cinco cascadas? Todas son obra del hombre y el agua que salta por ellas es el agua potable de la misma ciudad de Nueva York. Se encuentran en la parte norte del parque conocida como Ravine (barranco) dentro de la zona denominada North Woods, 90 acres diseñados para que se parecieran a los Adirondacks.

La construcción del parque también desplazó a un 20% de la población de Nueva York que tenía tierras en propiedad en esa zona. En el lado oeste del parque, entre las calles 81 y 89 existía una comunidad de clase media denominada Seneca Village y compuesta sobre todo por población afroamericana (ser propietario era la única manera de poder ejercer el voto a finales del siglo XIX en Estados Unidos). La formaban unos 260 residentes y tenía una escuela y varias iglesias. En 1853 la ciudad de Nueva York aprobó una ordenanza que permitía la expropiación de ese terreno para ampliar el parque y, para la apertura del mismo en 1857, Seneca Village ya había desaparecido completamente.

Otra cosa que quizás no sepas es que en Central Park se puede pescar. Tienes que devolver al lago lo que pescas pero Harlem Meer, en el extremo norte del parque, es el mejor lugar para desplegar tu caña y lanzar el anzuelo. Encontrarás carpas, bagre, lubina, robaleta negra… Y si vas entre abril y octubre y tienes una licencia válida, incluso podrás alquilar cañas de forma gratuita en el Charles A. Discovery Center. Además, también te proporcionarán el anzuelo y el cebo con maíz, ya que aparentemente es algo que vuelve locos a los peces.

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El banco de los susurros. Puedes encontrar este banco de piedra dentro de Shakespeare’s Garden. Si tú te sientas en un extremo y tu acompañante en el otro, puedes susurrarle al banco un mensaje y tu amigo lo escuchará tan nítidamente como si se lo hubieras cantado al oído.

The Diana Ross Playground es otro de los rincones de Central Park con una historia curiosa. Se encuentra en la convergencia de Central Park West y West 81st Street. En 1983, Diana Ross debía realizar allí un concierto gratuito pero la climatología no acompañó y tuvo que suspenderse. Cuando la cantante regresó allí la noche siguiente, la muchedumbre enloqueció y el resultado fue que la masa arrasó parte del parque. Diana Ross decidió compensar los desperfectos y pagó para que se reconstruyera esa zona.

Otra singularidad más es Swedish Cottage, una casita construida en Suecia en 1870 y que se desmontó y mandó por barco a Filadelfia para la exposición de 1876. La ciudad de Nueva York compró esta casita y la instaló permanentemente en Central Park en 1977. Generalmente, aquí es donde se representan todas las obras de marionetas.

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¿Y qué nos dices del hecho de que este parque costara más que el estado de Alaska? Por estos 843 acres se pagaron 7,4 millones de dólares mientras que por las más de seiscientas mil millas cuadradas de Alaska, EEUU pagó a Rusia 7,2 millones.

Y acabamos este repaso por las peculiaridades de Central Park con una que hace referencia a su flora. Cuando se construyó el parque, la ciudad plantó más de 270.000 árboles y arbustos y preservó algunos de los que ya estaban en la zona. Actualmente solo existen 150 de esos árboles originales, pero a lo largo del tiempo se han ido añadiendo otros entre los que se encuentran los maravillosos cerezos Yoshino que Japón regaló a los Estados Unidos en 1912.

Si vas a pasearte por Central Park, te recomendamos que te descargues su app para disfrutar de todo lo que tiene que ofrecer.

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1 comentario en «Central Park, un parque lleno de curiosidades»

  1. En Central Park está el jardín Strawberry Fields, en forma de lágrima, frente al Edificio Dakota, frente al cual fue asesinado John Lennon. Se inauguró en 1980, el mismo día en el que el Beatle hubiera cumplido 45 años. Lleva el nombre de la canción de John Lennon y Paul McCartney, “Strawberry Fields Forever” y en un mosaico en blanco y negro se puede leer “Imagine”.

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